Es fundamental evitar prácticas arriesgadas, como ocultar ingresos y luego registrarlos como si fuesen préstamos recibidos, anotándolos en cuentas de «acreedores varios».
Esta práctica no sólo es éticamente cuestionable, sino que también es fácilmente detectable por Hacienda. Por ejemplo, pueden identificar irregularidades a partir de desviaciones en el margen bruto de las ventas, evidenciadas cuando no se declaran ciertas ventas pero se registran los costes directos relacionados como gasto.
Además, la ley establece consecuencias claras para estas acciones. Si la Inspección de Hacienda descubre que la contabilidad de tu empresa refleja una deuda inexistente, asumirá que se trata de ingresos no declarados. El inspector determinará que estos ingresos pertenecen al ejercicio fiscal más antiguo aún no prescrito y procederá a liquidar la cuota correspondiente, incluyendo sanciones e intereses. Como empresario, podrás evitar estas penalizaciones únicamente si demuestras que estos ingresos corresponden a un ejercicio ya prescrito.
